El gato del traje blanco y negro

Soy el del traje blanco y negro,
el que no teme a la muerte
pues de muerte soy el dueño,
de epitáfios y cortejos
que fúnebres lloran
cómo esas pétreas estatuas
que ángeles elevan sus brazos
a un cielo pleno de lamentos
donde la imagen parece emitir plegarias.
Soy el amo del cementerio,
soy quien duerme con los que duermen
quien ronronea su olvido
y maulla a su memoria
para que todos recuerden
que no están solos,
que aunque la tumba sea fría, glaciar
y solitaria,
siempre mis patas tendrán
caricia para su alma,
no, sólos no están,
soy el del traje blanco y negro,
el gato del camposanto,
el que a las almas errantes
cada día, cada noche,
siempre acompaña.

Peces para los gatos


Sueño en pez,
en sirena paloma
que ave indaga las aguas,
en alas branquias,
sueño en el mar alondras,
jilgueros...(me sonrío en mis adentros)
sueño pescados alados,
pájaros de agua...
me relamo,
sueño en escamas.

Capitán gato



Capitán gato...
de océanos y libertades,
de piélagos,
diques y malecones,
capitán ínsula felina,
maullido de orilla,
bufido de espigón,
ronroneo en agua y sal,
en mar, en ese tú mar
¡Gato capitán!

Miedo en los ojos de un gato

Soy el pavor...la huella del miedo,
la desconfianza,
el llanto,
a diestra y siniestra el desasosiego,
el reflejo del espanto,
la llaga sin cicatriz,
la herida, el silencio,
la soledad desolada,
el abandono, el olvido,
la incertidumbre sin amparo,
el corazón sin cobijo
que tirita cuando late 
temeroso de ser oído,
soy el vacío, el abismo
donde el pánico sorprende,
turba y apresa...
soy de la paz el torbellino
que espectral abre sus fauces
condenándome al perpetuo temor,
al horror insostenible
que en mis ojos queda escrito...

Gatos y un pequeño enfado

Bufa, ruge cuanto quieras
que custodio en mis adentros
de alaridos un abismo
y cántica muda es tu
 voz
ante el arrebato que ahora inunda mi alma;
tenue y liviana tu sonata
cuando un infierno de sonidos atenaza mi corazón
y amenaza con apabullar tus sentidos...
¡Ay! Enigma de tí
que amagas con proferir ese eco mudo
mientras de mis labios un trueno 
quiebra éste silencio donde tu pavor
me hace de ésta nimia riña...el dueño.

Gatos amigos para siempre

Para siempre...
en la suerte y el infortunio
en el alba y el crepúsculo...
en tus azahares y mis mandrágoras,
en mis huracanes y tus tormentas
en las brisas que nos han de acontecer
y las brumas que neblinosas nos escondan,
para siempre...en serenata nocturna y alevosa,
en tejado y avenida,
en cada paso que demos y
cada ronroneo que nuestras almas exhalen
para acariciarnos mutuamente el alma,
en los maullidos y los alaridos
cuando pelea nocturna nos sorprenda
y en la calma apaciguada de la hierba
cada primavera...
para siempre, hermano gato
para siempre, aquí, ahora
y allá donde nos lleven nuestras sigilosas huellas.

Gato jugando al escondite

Tímidas tus pupilas cuando rozan las mías,
indagas en el verde océano de mis retinas
y engendras interrogantes
que no puedo responder...

mas
¿Qué sabes tú de mis dudas felinas?
Y tampoco se vislumbra atisbo de réplica,
de veredicto cuando nuestros ojos se miran.

No me escondo,
que para ocultarme he de engatusar tu alma
y sellando mis párpados 
alejarte de mi campo de visión
y creerme camuflado
en ese extraño juego que ambos nos traemos...
enigmáticos secretos entre un gato curioso
y un curioso humano.

Gatos abandonados

Somos sombras tatuadas en la pared,
huella en la piedra,
espejismo a tus ojos,
sigilo y silencio,
los abandonados del lugar abandonado,
la clausura en tus ojos cerrados
que reniegan y niegan...
brumas, nieblas somos,
ritmo calmo,
calima serena en tu paso,
el infortunio insolente
de un destino sin mano amiga
que nos dé la mano...

Gato en las vías del tren

Dicen que el tren pasa una vez en la vida...
¡Sube! No lo pierdas, dicen.
Pero siendo gato me pregunto:
¿Y si es la vida la que pasa una vez bajo el tren?

Difuso y enmarañado el sendero
que mis patas caminan,
extraño el devenir que tal vez me depara,
mas no importa
si la memoria me juega malas pasadas
y no recuerdo en qué instante aquí llegué...
ni por qué,
mejor no divagar y arroparme entre las sombras
de vías plagadas de humanos que me ignoran,
a su vera desentendida y hostil a felinos
me atusaré los bigotes,
estiraré las orejas poco a poco para oír
y pasará un tren y dos y cien y mil
que mientras tanto quien sabe
tal vez algún roedor desorientado
me sorprenda con su presencia,
tal vez...entre tanta soledad
encuentre ese momento en que el tiempo se detenga
y , por un rato...me divierta.