Gato de tejado


Sé que te acogen los tejados,
a tus patas de gato noctámbulo,
a tus huellas en las neviscas de invierno
o en la lluvia de otoño,
a tu caminar inquieto de noche de verano,
a tu soberbio cuerpo tumbado
cuando el calor amaina y el viento
con su brisa lo acaricia de soslayo;
sé que eres gato de azotea,
de pizarra y teja,
de crepúsculo y niebla,
y de ventana...cuando al amanecer regresas.

Gato pensador


Te contemplan mis ojos
y la duda se instala en mis pupilas

¿En qué piensas cuando relames el azabache,
bruno pelaje de tus felinas manos?

De repente el verde de tus iris me observa
como si un oceáno inmenso se colase en mi mirada
y me digo, susurrando en mis adentros
¿Será que eres tú ahora quien se interroga
acerca de lo que yo estoy pensando.

Gato en la perrera


Tú y tus ojos de luna plata
que se cuelan implorantes
tras la herrumbre de esa jaula,
tú, gato triste, tú y tu pena timorata
que se cuela de soslayo, lánguida, hueca
en estos mis ojos del alma,
tu pena junto a mi pena;
tú, gato rubio, negro, blanco,
gato de tejado y calle,
arrancado a la noche, tu madre
para sin juicio...darte condena.

¿Cuál fue tu culpa?
¿Cuál tu pecado?
¿Y dónde hay un ángel que te socorra?
¿Dónde las alas que te liberen de esa mazmorra?

Gato vigilante nocturno


Yo vigilo mientras duerme...
duerme la ciudad y el paisaje,
duerme el bullicio y ese aire...
a veces irrespirable.
Yo vigilo desenvainando pupilas,
ojos hacia un horizonte en ocaso,
ocaso de ajenas vidas,
yo soy del sueño el dueño
noctámbulo y andariego,
caminante de avenidas, solas,
cómo sólo está el tejado
desde donde vigilo...tus oníricas pesadillas.

Gato poeta

Soy el gato poeta en el libro de la vida
maúllo versos en los tejados,
serenatas a las hermosas mininas,
arrullos ronroneantes de amor
cánticas que 
embelesan,
soy el trovador nocturno,
el juglar de luna y búhos
que ululan a mi compás,
soy la música, el rapsoda,
el caballero de fino bigote
y hondas pupilas...
el que guarda poemas en las páginas
de un libro que tiene siete vidas.

Gatos curiosos


Verde sobre negro,
negro sobre negro,
negro en ventana,
curiosidad y asombro
cual arco iris de pelo
que desenvaina la sorpresa
enigmática en la retina
de quien mira agazapado
en el indiscreto alféizar de los secretos,
tragaluz donde los maullidos son enigmas mudos
que se guardan de día y esperan la noche
para cantar su serenata en los tejados de al lado.